
Adblockers, moda o toque de atención
Desde hace unos meses estamos viendo noticias inquietantes sobre los adblockers. Cada vez son más los usuarios activos a la hora de criticar ciertas acciones publicitarias.
Los adblockers llevan años con nosotros y siempre han sido un problema para anunciantes, medios y agencias. Han abierto debate y les han obligado, en muchos casos, a replantearse qué están haciendo mal y cambiar el modo de relacionarse con su público.
En muchos casos los adblockers han llegado a rechazar en su totalidad la publicidad online, lo que rompe el equilibrio entre publicidad responsable y publicidad invasiva, metiendo a todas las campañas en el mismo saco. A su vez, van surgiendo otros ‘movimientos antipublicitarios’ como el día sin publicidad que este año ha dado de qué hablar en Alemania. En algunos casos parece que la publicidad es la víctima inocente. Pero, ¿de dónde surge el problema?
Hace mucho tiempo que se han desarrollado campañas publicitarias claramente invasivas y molestas para usuarios, cadenas eternas de pop-ups, anuncios emergentes y vídeos que interrumpen constantemente con botones de ‘cerrar’ escondidos y pequeños, pensados para que termines por hacer clic, aunque sea de forma errónea. El objetivo de todo esto es inflar las métricas que les dice a los clientes que la campaña funciona, cuando no solo son clics erróneos en varios casos, sino que se trata de clics que no volverán nunca.
Todo esto ha generado una reacción de la que Google y Facebook se han hecho eco, anunciando que penalizarán ciertas acciones publicitarias para 2017.
A pesar de estos datos, hay quien cree que la realidad es mucho más compleja, y que en realidad los adblockers son cada vez menos. En muchas estadísticas se contabilizan a usuarios que bloquean las inserciones publicitarias online a pesar de no creer que sean en si invasivas o molestas.
Entre estos usuarios podemos encontrar a los que piensan que la publicidad de hoy en día no conecta con ellos y prefieren prescindir de ella. La obsesión por el big data ha generado un movimiento opuesto por parte del usuario en relación a mantener su privacidad, no quieren que las marcas sepan nada de su vida y por ello deciden bloquear todas las acciones publicitarias por internet.
Otro fenómeno curioso que se suele meter en las estadísticas de los adblockers por publicidad invasiva son los millenials, o público muy pegado a su smartphone, que están hartos de ver cómo los anuncios y vídeos emergentes acaban con sus datos.
Otro dato que da pie a pensar que cada vez son menos es que, a pesar de que la publicidad es cada año más y más intrusiva, en Alemania está bajando el número de usuarios que se convierten en adblockers por cuarto trimestre consecutivo. Dato que a su vez puede deberse a la dura campaña que se ha desarrollado en este país contra los adblockers, llegando a bloquearles contenido si desinstalan los programas de bloqueo de anuncios, y con numerosas demandas a los desarrolladores de estos programas.
Sea como sea, debemos atender a nuestros clientes de forma coherente y según sus necesidades y experiencias de usuario reales. Siempre estar atento a lo que el público espera de nosotros y ofrecerle un valor añadido para que sea él quien quiera quedase.