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Marketing emocional, más allá de la lógica

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Marketing emocional, más allá de la lógica

A un nivel o a otro, somos seres emocionales. Cada persona, dependiendo de su cultura, su edad o su experiencia, responderá a una misma situación de forma diferente, en mayor o menor medida. El Marketing emocional trata de establecer una situación favorable por parte de un usuario hacia un producto o servicio. Muchas veces este proceso va más allá de la lógica. En ese momento aparece el marketing emocional ofreciendo respuestas.

Entendiendo que cada persona puede reaccionar de una u otra forma, el marketing emocional intenta conectar una marca, servicio, o experiencia con una emoción. Esto tiene unos resultados muy positivos si además hablamos de productos de compra impulsiva, como, por ejemplo, la elección de unos dulces frente a otros en el momento de su compra.

La conexión entre una marca y un individuo es compleja y requiere mucho tiempo, moviéndose siempre en el terreno del deseo o la necesidad. Marcas como Apple saben muy bien cómo apelar a nuestro yo emocional.

Marketing emocional

¿Cómo apelar al marketing personal?

Si quieres explotar el valor del marketing emocional debes tener en cuenta algunos puntos.

1- La Personalidad de tu marca.

El usuario que se convertirá en futuro cliente debe sentir tu esencia como marca. ¿Quién eres?, ¿qué intenciones tienes?, ¿qué puedes hacer o pretendes hacer por tu él?… Tu cliente debe sentirse identificado con los valores de tu marca. En estos casos lo peor que te puede pasar es que seas totalmente neutro, sin alma, como el hombre de hojalata de El mago de Oz, sin corazón.

2- La atención y relación que tendrás con tus clientes.

El usuario debe notar que como marca te molestas, te involucras por él. Conoce sus intereses, inquietudes y necesidades, y vela por ello.

El cliente te debe sentir accesible y cercano. Actualmente uno de los valores que más destacan es la disponibilidad total para el usuario, como la atención 24h en redes sociales.

3- Tus valores.

Debes transmitir tus valores y estos deben tener un carácter diferencial si quieres ser competitivo, ¿por qué tú? Estudia muy bien cuáles van a ser tus valores, te pueden hacer despegar o cargar con un lastre.

4- Planifica

Estudia al detalle a tus clientes y averigua qué esperan de ti, pero, eso no termina ahí. Analiza a tu competencia y la situación social existente para saber en qué terreno te estás moviendo, cuáles son tus puntos fuertes y los débiles de tus competidores.

5- ¿Cuál es tu producto o servicio?

Existen productos más fáciles de promocionar con marketing emocional que otros; aunque todos, en su medida, pueden usar esta estrategia. Comprar un reloj es mucho más emocional que una lavadora.

Aun así, todas las decisiones de compra por parte del usuario tienen su parcela emocional. Plantéate qué espera el usuario de ese producto y cómo puedes conectar un valor para que se sienta mejor. Que sea algo más que una lavadora, que vaya más allá del mensaje lógico de “es una lavadora” y valga más al usuario. Establecer esa conexión.

En el caso de que el producto seas tú, cuida tu imagen, trato y comunicación no verbal. Consigue que el cliente se sienta cómodo y tranquilo en tu presencia. Que cumplirás las expectativas del cliente y lucharás por él. Cuida aspectos como los colores, perfumes…

En definitiva, el marketing emocional no es nada nuevo, pero ahora tenemos las herramientas, conocimientos y canales adecuados para aprovecharlo al máximo. Nada te hará sentir mejor que un trabajo en marketing emocional bien hecho.

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